Si el primer día de rodaje estuvo marcado por la buena suerte, este se resume en una sola palabra: CAOS.
Mientras ensayábamos nos fuimos encontrando distintas complicaciones:
- El armario con puerta de espejo: que solucionamos abriéndolo y haciendo un seguimiento de los pies del protagonista. Más de una vez nuestra cámara se vio reflejada en él, lo que supuso volver a comenzar toda la escena.
- La escalera: no intentéis nunca bajarla de espaldas con una cámara: en serio, es peligroso.
- El celofán, que mágicamente había desaparecido en toda la casa y que tuvimos que rebuscar infructuosamente.
Solución: un trozo de esparadrapo(gracias a la abuela del protagonista).
- Elección del playmobil: si, todos eran calvos, pero no vestían igual. Finalmente, ese, que tiene bigote.
- Luz: tuvimos que encender todas las luces de la casa, ya que se puso a nevar y no entraba suficiente sol.
Además, no contábamos con la presencia de numerosos extras en los escenarios. Desde una niña de un año hasta el señor de los congelados, que apareció en el momento más inoportuno.
Nos pusimos serios, y decidimos que se escondieran en las habitaciones que no utilizábamos.
Pd: al de los congelados no, ese siguió con su reparto.
Pese a estos acontecimientos, finalmente conseguimos grabar el laborioso plano secuencia que abre este trabajo.